«El emprendimiento, motor valioso para Chile»
La Universidad del Desarrollo (UDD) ha sido, entre las universidades privadas, una de las que han tenido un sostenido desarrollo durante sus dos decenios de existencia. Su dinámico rector, vinculado desde temprana edad al quehacer académico, se refiere en entrevista con el Cóndor a las diversas etapas de su vida y su quehacer en la casa de estudios superiores que con tanto acierto dirige.
Usted es ingeniero civil-industrial. ¿Qué lo hizo decidirse por esta profesión?
Valdés: Cuando yo nací, existían unos libritos que los padres llenaban con las características de los hijos: qué día nacieron, cuánto pesaron, a quién se parecen. Y a la pregunta de qué quiero que sea mi hijo, mi padre escribió «ingeniero civil de la Universidad de Chile», porque era lo que era él. Desde niño me orienté en aquello. La única duda la tuve en tercero medio, cuando ví la posibilidad de estudiar medicina. Pero al final me quedé con ingeniería y creo que fue una buena decisión. No sé si hubiese sido un buen médico.
¿Hubo alguna persona que marcó su vida?
Aparte de mi padre, con quien por lo demás fui muy cercano, ha habido varias a lo largo de la vida, no solo cuando joven. Conocí personalmente a Jaime Guzmán, y lo consideraba de una potencia intelectual absolutamente superior. Me influyó además por su consecuencia de vida, que lo llevó al final a la muerte. Jaime y más recientemente Ernesto Silva, cofundador de la UDD y gran amigo. Fue mi jefe durante 20 años. Con Ernesto, más Joaquín Lavín, Cristián Larroulet y Carlos Alberto Délano, fundamos la Universidad del Desarrollo el año 1990. Ernesto asumió como rector. Era una locomotora, fue un gran, gran rector y me sirvió mucho. Aprendí mucho trabajando con él.
¿Cuáles tareas o desafíos lo han motivado más en su carrera?
Los desafíos más grandes me han llegado sin poder elegirlos. He sido muy feliz participando en la universidad, porque es una actividad intelectualmente muy estimulante, porque uno trabaja con personas de todas las disciplinas. Por supuesto, uno no puede conocer profundamente cada una de ellas, pero tengo que entender qué está pasando en medicina, en psicología, en arquitectura, en ingeniería. Esto me obliga a interiorizarme en las diversas materias, lo que es muy entretenido.
Los desafíos han llegado en forma totalmente inesperada. Uno fue asumir la presidencia de un equipo de fútbol, que nunca estuvo en mis planes. Me tocó porque nadie más quiso hacerlo. Yo accedí a regañadientes a participar en un directorio y como en ese directorio nadie quiso asumir la presidencia, al final la asumí yo por un año, y me quedé cinco, y fuimos muy exitosos, pero, repito, no busqué eso. Y el otro desafío fue la rectoría de la universidad. Yo era el prorrector, cuando Ernesto Silva falleció repentinamente y de un día para otro me tocó asumir la rectoría.
¿Hay alguna característica que marque una diferencia entre la UDD y las demás? ¿Cuál es el perfil-tipo del alumno de la UDD?
Tratamos de marcar sellos en nuestros alumnos. Los queremos emprendedores, innovadores, con disposición a participar en la vida pública. La universidad fue fundada por varios servidores públicos. Ernesto Silva había trabajado en el gobierno por muchos años, lo mismo Cristián Larroulet, igualmente Joaquín Lavín. Tenemos una cantidad importante de egresados que han asumido esas responsabilidades. Pero además los queremos emprendedores. El emprendimiento es un motor muy valioso para Chile. Nosotros comenzamos a hablar de emprendimiento antes que nadie. Cristián Larroulet trajo la idea. Desde el año 2006 tenemos una alianza con la Universidad de Babson, que tiene un lugar destacado con el emprendimiento.
Hay un estrecho vínculo de la UDD y la Clínica Alemana. ¿Cómo evalúa el trabajo en conjunto entre ambas instituciones?
Es esencial para el funcionamiento de la universidad. El mismo Ernesto Silva tuvo la visión hace 21 años de crear una facultad de medicina. Él tenía una amistad personal con Klaus Krebs, que en aquel tiempo era el director médico de Clínica Alemana, y lo convenció de que para la Clínica Alemana era una buena idea no solo tener una facultad de medicina, sino que tenerla con nosotros. Al ocurrir esta conversación, nosotros teníamos 10 años de vida en Concepción y en Santiago estábamos recién partiendo. Esta alianza nos ha permitido construir en un lapso muy breve una de las mejores facultades de medicina del país. Teníamos la potencia del cuerpo médico de la clínica, eso fue crucial. Hemos tenido 20 años de armonía. Ha sido una alianza que ha funcionado muy, muy bien, estamos muy alineados.
En una proyección de aquí a diez años, ¿cómo le gustaría que debiese estar posicionada la UDD en el contexto académico nacional?
Creo que todas las instituciones estaremos obligadas a proyectarnos internacionalmente. Quien no lo haga estará en peor posición competitiva. Me gustaría que la universidad fuera vista como una universidad innovadora en lo académico, que no tiene temor en probar nuevas tecnologías, nuevos enfoques, con una facilidad extraordinaria para lo multidisciplinario. A medida que crecimos, hemos mantenido la cultura de que se junten ingenieros con diseñadores, estudiantes de administración, psicólogos y médicos. No es fácil hacer trabajar a personas de diversas disciplinas juntos. Pero una vez que lo hacen, aprenden y lo encuentran interesante. Y ahora hemos sido acreditados por seis años en las cinco áreas acreditables. Somos la primera universidad privada chilena en lograrlo.