De Lea Kleiner Haas
Fui profesora del Departamento de Artes Plásticas de la Universidad de Chile durante 45 años, y mi dedicación al arte de la acuarela data a partir del año 1980. Con esa experiencia y las ganas de seguir haciendo clases, invité a algunos artistas con experiencia y a otros con interés por la acuarela a formar un taller de pintura al agua. Amplié un espacio en mi casa de entonces, un lugar que daba al jardín, con mucha luz y silencio. De mi interés por los papeles, sus orígenes y manufactura, surge la idea de otro taller: hacer papel a partir de fibras vegetales. Se necesitaba un lugar con mucha agua y el jardín se prestaba para tales fines.
El hacer papel se amarra sobre todo con las técnicas de pintura que lo usan como soporte, ya sea la acuarela o el grabado, entre otras. En el grabado, el papel hecho a mano acepta muy bien la tinta y en la acuarela, el agua obliga a una maestría mayor que en otros soportes. Comienzan así a funcionar dos talleres paralelos, uno durante la semana y otro los fines de semana. A partir de mi propia experiencia en la acuarela, me di cuenta que esta técnica que no admite corrección, necesita de un tiempo largo e ininterrumpido para obtener sus mejores resultados. La docencia en mi taller siempre se gestó a partir del agua y no a partir del dibujo explícito. Desde luego el dibujo es la base necesaria, pero para la acuarela basta que esté internalizado, de modo de completar el gesto con el agua, que es el que manda.
Es la entrega a ese elemento la que hace a un buen acuarelista. El día completo de pintura en el taller forma una convivencia de trabajo colectivo que lleva a un compañerismo e intimidad laboral, y permite un trabajo constructivo de base sólida. Así es como nace en 2007 nuestra primera exposición colectiva, «Acuarelas del Taller de Lea Kleiner», en la Posada del Corregidor, Santiago de Chile. Desde esa fecha en adelante, el taller ha mantenido la dinámica de un espacio conformado tanto por artistas profesionales como valores nuevos. En la actualidad, a la dirección del taller se han incorporado dos acuarelistas de larga trayectoria: Luz María Villarroel e Inge Schöbitz.
A fines del 2011 dimos inicio a un proyecto para armar otra exposición colectiva, eligiendo un tema convocador al cual todo el taller se abocaría: Valparaíso, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2003. Propusimos «Valparaíso, Nuestra Mirada», una mirada única de cada una de las integrantes del taller, quienes después de estudio en terreno y largos meses de trabajo dieron luz a una muestra interesante e inédita, que itineró de norte a sur de Chile. Siguiendo esta mirada única, nos dirigimos en 2015 a otro enclave declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco: las salitreras Humberstone y Santa Laura, dando así curso a un segundo y cautivante proyecto: «Pampa Salitrera, Nuestra Mirada» ahora, desde la sutileza y profundidad del colorido de la zona calichera y sus mil historias. Del 2017 a junio 2018, la muestra recorrió el país desde Iquique a Puerto Montt. Ahora, quisimos extender el recorrido hasta Chiloé. Por ello, en 2018, dimos inicio al III proyecto, «Iglesias Chilotas, Nuestra Mirada», que reúne a 30 acuarelistas, presentando una vez más esta personal y auténtica forma de adentrarse en los lugares que nos convocan.
Lea Kleiner – Aquarellmalerin «mit der visuellen Dichtung vereint»
Die gebürtige Jugoslawin (Zagreb, 1929) kam nach dem Zweiten Weltkrieg nach Chile. Zwischen 1952 und 1997 lehrte sie an der Facultad de Artes der Universidad de Chile. Als Schülerin des Malers Nemesio Antúnez, des Holzschneiders Eduardo Vilches und des Fotografen Bob Borowicz versuchte sie sich erfolgreich in diesen Kunstrichtungen, obwohl sie ihr wesentliches Schaffen auf dem Gebiet der Aquarellmalerei verwirklichte. Ihr nahezu abstrakter Stil findet in Werken seinen Niederschlag, die kürzlich von der Kunstexpertin Cecilia Valdés Urrutia als «zu einer Ästhetik gehörend, die mit der visuellen Dichtung sehr vereint ist», definiert wurde. Heute gilt Lea Kleiner als eine der herausragenden Aquarellmaler des Landes. Im Jahr 1980 lud sie eine Gruppe Kollegen ein, um an einer Aquarellwerkstatt teilzunehmen. Diese Arbeitsgemeinschaft präsentierte in den vergangenen Jahren drei Ausstellungen unter dem Motto «Nuestra mirada» (unser Blick): Valparaíso, Pampa salitrera und Kirchen in Chiloé.