Los participantes anónimos del Riñihuazo
Por Prof. Carlos Ackerknecht Ihl
Es el sismo más potente registrado en la historia de la humanidad: El gran terremoto de Chile que ocurrió el domingo 22 de mayo de 1960. El megaterremoto de Valdivia fue percibido a nivel planetario y produjo una serie de maremotos de manera que costó la vida a aproximadamente 2000 y dejó damnificados a más de dos millones personas.
A las 6 horas 6 minutos del sábado 21 de mayo de 1960 fuimos bruscamente despertados por un violento sismo. Tras ello, vino un corte generalizado de electricidad, teléfonos y agua potable, para horas después enterarnos por radio de un terremoto magnitud 8,1 Richter en la zona de Concepción (epicentro cerca de Cañete, Región del Biobío), con una duración de 35 segundos y que destruyó un tercio de las edificaciones en Concepción, Talcahuano, Lebu, Chillán y Angol (percibido entre las Regiones de Atacama y de Los Lagos).
Serie de movimientos telúricos
Siendo las 6 con 33, sobrevino una réplica de similar magnitud en la zona, derrumbando construcciones deterioradas en el primer sacudón, pero sin víctimas fatales, ya que la población había evacuado antes las viviendas. Ello sería sólo el comienzo, pues entre el 21 de mayo y el 6 de julio de 1960 se registraría una serie de movimientos telúricos importantes en gran parte del sur de Chile, sin precedentes en la historia sísmica internacional.
Mientras se organizaba la ayuda humanitaria para Concepción y ciudades aledañas, y siendo las 15:11 del domingo 22 de mayo, se desató un tercer terremoto, pero esta vez con epicentro en cercanías de Valdivia y de magnitud 9,5 Richter (el registro más alto medido por instrumentos de sismología en la historia telúrica mundial), durando unos diez minutos y abarcando sobre 400.000 km cuadrados (territorio entre Talca y Chiloé). El megaterremoto fue antecedido por otro sismo de aproximadamente 5,0 Richter (unos 14 minutos antes). Los análisis sismológicos posteriores revelaron que fue una sucesión de más de 37 terremotos, con diferentes epicentros sucesivos a lo largo de 1.350 kilómetros, donde el frotamiento entre las placas Sudamericana y de Nazca desplazó la corteza terrestre entre cinco y 40 metros. Las grietas en el suelo se abrían y cerraban tragando animales, vehículos, maquinarias y personas, para nunca más aparecer.
Terremoto de máxima intensidad
En la zona valdiviana, la intensidad en momentos alcanzó grados XI y XII Mercalli. La mayoría de las edificaciones de Valdivia colapsaron inmediatamente, mientras el río Calle-Calle se desbordó, inundando las calles céntricas. A la vez, el mar del vecino puerto de Corral subió cerca de cuatro metros , para luego, a las 16:10, retraerse rápidamente, arrastrando las naves ancladas en la bahía.
Diez minutos más tarde, una ola de ocho metros azotó la costa entre Concepción y Chiloé, a más de 150 km/h, falleciendo cientos de personas atrapadas en pueblos del litoral, para a las 16:30 horas recogerse las aguas, arrastrando las ruinas de construcciones, embarcaciones, animales y cuerpos humanos hacia el interior del océano. Finalmente, aproximadamente a las 16:40 horas, una segunda ola superior a 10 metros volvió a impactar la ya destruida costa sureña. La onda expansiva recorrió el océano Pacífico para 15 horas después provocar un maremoto con olas de 10 metros en Hawaii (isla de Hilo; distante más de 10.000 km del epicentro) que mató a 61 personas (también hubo eventos en Japón, Filipinas, Rapa Nui, California, Nueva Zelanda, Samoa e islas Marquesas).
2.000 muertos y 20.000 damnificados
En Chile fallecieron sobre 2.000 personas y más de dos millones resultaron damnificadas a causa de este gran desastre combinado. La destrucción de construcciones fue altísima en las ciudades afectadas: Valdivia tuvo un 40 por ciento de hogares destruidos con 20.000 damnificados; el centro de la ciudad inundado; un alud en Peihueco sepultó a 300 personas; la ciudad se hundió entre 1,0 y 1,6 metros; 60.000 hectáreas agrícolas sumergidas en el agua para siempre; el puente Pedro de Valdivia cortado, dejando aislada la Isla Teja. En Concepción hubo 2.000 hogares destruidos; el puente Biobío cortado en tres secciones; la usina de Huachipato casi inutilizable; minas de carbón inundadas.
Dos días después entró en erupción el Cordón Caulle (volcán Puyehue), en las cercanías de Valdivia, para luego detectarse la inminencia de otro eventual gran desastre para la zona, que procedemos a relatar basándonos en el testimonio dejado por el rector fundador de la Universidad Austral de Chile, Dr. Eduardo Morales Miranda, en su libro «Remembranzas de una Universidad Humanista; a 50 años de la fundación de la Universidad Austral».
Tan pronto la tierra se calmó, el rector de la UACh salió a la calle para evaluar el estado de la situación, siendo interceptado por un oficial de ejército apostado en la Intendencia de la Provincia de Valdivia, quien le informó que debía asumir el liderazgo de la emergencia por ser la persona de mayor rango disponible a dicho momento específico (afortunadamente, el Dr. Morales Miranda había trabajado como médico de terreno durante el terremoto de Chillán en 1939; por tanto, tenía la adecuada experiencia para manejar el conflicto).
La amenaza del Riñihue
Luego de implementar las primeras medidas de contención, hizo entrega del cargo y reasumió la rectoría de la Universidad. Dos días después ocurrió un hecho singular, del cual reproduciremos textualmente algunos fragmentos de sus memorias antes citadas: «El día 25 recibí en mi casa la visita de un campesino que trabajaba en el fundo de Santiago Gaete, quien me informó que el río San Pedro, el que aportaba el caudal más grande al Calle-Calle, se había secado. Pedí al profesor de geografía Wolfgang Weischet que subiera hasta los lagos y se informara de lo que sucedía. Nadie en Valdivia sabía lo que acontecía. Pasaron tres días y llegó el profesor a mi oficina. ‘Señor Rector, ¡Dantesco! ¡Dantesco! El lago Riñihue desemboca por el río San Pedro. En el fundo de los Martens había una colina que tendría 100 metros de alto y a sus pies pasaba el río. Al otro lado estaba plano. Arriba en la colina tenía su casa un hombre que vivía con su familia, perro, gatos, gallinas, todo. Y todo, casa, perro, gallinas se fueron al otro lado, sin descomponerse nada. La tierra que tapó el río, tiene una altura de 26,40 metros. Y el lago está subiendo. Profesor, le ruego guardar silencio al respecto, pues voy a Santiago a informar directamente al Gobierno’».
En la capital, el Rector de la UACh, con la colaboración de un parlamentario valdiviano, fue conducido directamente a la oficina de un alto personero de la Corfo, donde reportó confidencialmente la situación en detalle y haciendo entrega del informe técnico elaborado por el Dr. Weischet. En la misma tarde los diarios anunciaron con estridencia la noticia, sin mencionar las fuentes de origen de la valiosa información recabada. Tanto el rector Morales, como el Dr. Weischet y el campesino volvieron a sus quehaceres laborales, quedando completamente desvinculados de los acontecimientos posteriores.
Derrumbes sobre río San Pedro
Al bloquearse el río San Pedro el 22 de mayo (fenómeno ya antes ocurrido por el terremoto del 16 de diciembre de 1575, del cual dejó testimonio escrito Pedro Mariño de Lobera, cronista y corregidor de Valdivia en el siglo XVI), el nivel de las aguas creció rápidamente, formando un lago artificial que rebalsaría al superar el tercer y último tapón de 24 metros de altura que tendría sobre 4.800 millones de metros cúbicos, los que bajarían por el río San Pedro con caudal de más de 3.000 metros cúbicos por segundo (éste, en sus mejores crecidas, no superaba los 400 metros cúbicos por segundo), destruyendo todo a su paso en menos de cinco horas (en caso de colapsar el tapón, el caudal podría haber aumentado a cifras incalculables).
A fin de evitar la destrucción total de Valdivia y el puerto de Corral, el Presidente de la República (Jorge Alessandri Rodríguez, ingeniero civil) nombró a Raúl Sáez Sáez (ingeniero civil de la Corfo), para liderar el equipo de profesionales y trabajadores (batallones del Ejército de Chile más obreros de Endesa, Corfo y Ministerio de Obras Públicas) que enfrentaron la titánica obra; mientras que la coordinación en terreno del puente aéreo fue encargado al comandante de grupo Gustavo Leigh Guzmán. En ello trabajaron 27 bulldozers para rebajar el tapón de 24 a 15 metros, a fin de facilitar que el lago iniciara el vaciado.
«Epopeya del Riñihue»
Ante la necesidad de construir un nuevo cauce artificial de vaciado, y dada la inaccesibilidad de la maquinaria a muchos lugares pantanosos, se potenció el empleo masivo de mano de obra humana, agregándose otros empleados y trabajadores públicos y privados, estudiantes y voluntarios. Durante 64 días de pleno invierno, con fuertes lluvias y grandes lodazales, se trabajó manualmente sin detención, hasta lentamente lograr lo planificado, anotándose la ingeniería chilena uno de sus más grandes triunfos: fue el llamado «Riñihuazo» o «Epopeya del Riñihue». El 24 de julio se produjo la voladura cuidadosamente calculada del taco, comenzando lentamente a vaciarse el lago y desvaneciendo el potencial peligro para cerca de 100.000 habitantes amenazados.
Todos los actores que enfrentaron a los medios de prensa fueron condecorados, pero nunca se nombró la acción inicial del rector, como tampoco se reconoció al profesor Weischet (doctor en geología) y al campesino anónimo que tuvo la iniciativa de iniciar el proceso. Cuando los largos y cuidadosos estudios posteriores de ingeniería hidráulica calcularon la altura estimada para desaguar el lago Riñihue, ésta fue fijada en 26 metros (escasos
40 centímetros de la estimación previa del académico UACh).
El Dr. Eduardo Morales dejó la rectoría de la Universidad Austral de Chile al año siguiente (1961) y emigró, radicándose en Santiago como médico otorrinolaringólogo, donde falleció en 2012; mientras que el Dr. Weischet se refugió silenciosamente en la docencia e investigación, para contribuir profesionalmente al desarrollo de la geología y sismología hasta 1961 (seguramente que el campesino también retornó calladamente a su entorno rural para continuar labrando humildemente la madre tierra hasta el fin de sus días).
Dr. Wolfgang Weischet
El Dr. rer. nat. Wolfgang Weischet (1921-1998) fue un reconocido meteorólogo, geógrafo y climatólogo alemán graduado en las Universidades Humboldt (Berlin) y Carl Troll (Bonn). Luego de ejercer para habilitarse en las universidades de Colonia y Múnich, asumió la dirección del Instituto de Geografía y Geología en la Universidad Austral de Chile en Valdivia (1959-1961). En 1961, aceptó el ofrecimiento de la Universidad de Friburgo para suceder al Dr. Nikolaus Creutzburg como director del Instituto de Geografía Física, para en 1966 constituirse en decano de la Facultad de Matemáticas y Ciencias Naturales en la misma universidad. A contar de 1974 inició investigaciones pioneras en el estudio del clima urbano en Friburgo, y finalmente en 1982 fue investido como miembro de número en la Academia Nacional Alemana de Ciencias (Leopoldina). Actualmente en geografía, la introducción a la climatología general desarrollada por él aún constituye un estándar.
Sirenas sonarán en el recuerdo
A las 15:11 horas del viernes 22 de mayo de 2020 las sirenas de bomberos, industrias y barcos inundarán el cielo de Valdivia, recordando los 60 años de aquel trágico día, donde cambió la vida para siempre. Muchos ya partieron, pero el resto de los que vivieron aquellos sacrificados tiempos sentirán una gran emoción, y tal vez, más de alguna lágrima rodará por las mejillas.