Para la electromovilidad se requiere litio – Chile posee la reserva más grande del planeta. Y ahora quiere aprovechar el auge del «oro blanco».
Por Arne Dettmann
Restricciones para vehículos diesel en las grandes ciudades alemanas y al mismo tiempo una demanda creciente para autos eléctricos – en este momento la industria automotriz se ve sacudida por una verdadera revolución. Y también se ve obligada a buscar fuentes de un combustible, sin el cual los nuevos autos no pueden arrancar: El litio se considera junto al cobalto como una de las materias primas más importantes para las baterías. Es decesivo para el éxito de la electromovilidad.
Mientras las pilas al interior de los celulares contienen cerca de 3 gramos de este metal alcalino, ya son 30 gramos en un laptop. Pero unas baterías potentes en un auto eléctrico requieren incluso 10 kilos. En un vehículo de la marca Tesla se han procesado hasta 40 kilos de este elemento químico. Sin embargo, la batería a base de litio e intercambio de iones también se aplica en muchas otras áreas, como por ejemplo en smartphones y computadores.
En la actualidad, Australia es el productor de litio más grande del mundo. En dicho país se extrajeron durante el año pasado aproximadamente 14.300 toneladas de litio. Incluso en Alemania existen yacimientos de esta materia prima tan anhelada. En la región montañosa del Erzgebirge (los «Montes Metálicos») existen – según cálculos – medio millón de toneladas de carbonato de litio.
Triángulo de litio
No obstante, los expertos estiman que el 70 por ciento de todas las reservas en el mundo – son en total 14,5 millones de toneladas – están en el «triángulo de litio», conformado por Chile, Bolivia y Argentina. Solo en Chile unas 7,5 millones esperan ser extraídas – con un acceso fácil en el Salar de Atacama y a través de un simple procedimiento minero.
Este auspicioso panorama ha despertado el gran interés de Chile. Con la comercialización del «oro blanco», el país latinoamericano podría convertirse en una suerte de una nueva «Arabia Saudita» de la era de electromovilidad. Pero Chile no quiere cometer el mismo error como en el pasado, cuando durante el siglo 19 aprovechó el boom de salitre, pero en el fondo se quedó en el rol de un mero proveedor de esta materia prima. Este vez, el país pretende participar en la cadena productiva completa. El año pasado, durante la licitación para nuevas concesiones de extracción, la agencia estatal Corfo incluyó una cláusula que obliga a las empresas promover la industria local.
Generar un valor agregado
El banco estadounidense JPMorgan Chase & Co. acaba de poner en duda si Chile tiene la capacidad desarrollar su propia industria de litio y generar un valor agregado. Por otro lado, el Banco Morgan Stanley advirtió un desplome en el precio de litio: Como Corfo selló un pacto con SQM que va a cuadruplicar la cuota de extracción hasta 2025, habrá una sobreoferta en los mercados. En la actualidad, una tonelada de litio alcanza un valor de 14.000 dólares. Morgan Stanley pronostica que el valor podría caer un 45 por ciento hasta 2021 y obtener solamente un poco más de 7.000 dólares. En el Salar de Atacama la minera no metálica chilena SQM y la norteamericana Albemarle son los rivales en el negocio del «petróleo de la nueve era».
A pesar de estas incertidumbres, hay muchas expectativas con respecto al «oro blanco». Según Eduardo Bitrán, presidente de Corfo, la exportación de carbonato de litio podría lograr ingresos anuales de 10 mil millones de dólares, ya a partir de 2035. Con estas ganancias, el litio se ubicaría en el segundo lugar detrás del cobre, como la materia prima más importante.
Sin embargo, la competencia no quiere cruzarse de brazos. También en el altiplano de Bolivia, en el Salar de Uyuni, existen grandes reservas de litio. El presidente Evo Morales ya anunció el desarrollo de una industria local con inversiones por 800 millones de dólares. Después de haber probado con éxito una planta piloto, el país vecino quiere construir una fábrica procesadora de litio, cuya planificación está en las manos de la empresa alemana K-UTEC de Turingia.
[box type=»info» style=»rounded» border=»full»]Entrevista con el Dr. Heiner Marx, presidente de K-UTEC AG Salt Technologies
«La batería de litio vive el crecimiento más fuerte»
La K-UTEC AG Salt Technologies en Sondershausen (Turingia) es una empresa de ingeniería e investigación con más de 67 años de experiencia en el rubro de industria potásica y de la sal. Su gama de actividades oscila entre la exploración hasta la evaluación de yacimientos hasta la planificación para la explotación y el tratamiento de sales y soluciones salinas; además desarrolla programas para el uso de excavaciones mineras. K-UTEC apoya a Bolivia en la construcción de una fábrica de litio.
Cóndor: Ustedes firmaron un contrato con Bolivia, que contempla la construcción de una fábrica procesadora de litio. ¿Cuáles son los detalles y cómo es la agenda temporal?
Bolivia quiere desarrollar su propia industria salera, aprovechando las materias primas en el Salar de Uyuni. La meta es procesar cloruro potásico (KCl) en calidad de fertilizante, pero también extraer de la salmuera carbonato de litio (Li2CO3) en la calidad que se requiere para la producción de baterías. El estado boliviano nos encargó en 2015 planificar esta planta de litio, incluyendo el desarrollo de procedimientos. Como base sirve una mezcla de sales minerales que se obtiene gracias a la evaporación solar. Nosotros trabajamos un método apropiado,que va más allá de la tecnología actualmente existente. Esto permite generar más productos adicionales para el mercado, aprovechando a full todo el yacimiento. K-UTEC entregó los planes para la planta fines de 2017. En la primera fase, desde 2015 se construye la planta para producir 350 kilotoneladas KCl como fertilizante. En la segunda fase, comenzará este año la construcción de la planta de litio con una capacidad de 15 kilotoneladas. En este momento, se busca a través de una concesión una empresa apropiada como contratista principal.
¿Sería factible la construcción de una planta similar también en Chile?
Sí, en general sería posible, ya que existen un par de lagos salados y yacimientos con los recursos naturales disponibles. Un requisito indispensable para el uso y los productos son la composición, su accesibilidad y la infraestructura in situ. En principio, cada salar exige su propio concepto de tratamiento, ajustado a las condiciones locales. En la actualidad, son las empresas SQM y Albemarle que procesan carbonato de litio y otros productos vendibles (sal potásica, compuestos químicos con magnesio y boro) del Salar de Atacama. Pero en los dos casos existe una separación espacial entre la evaporación solar para el aumento de la concentración y la planta donde se procesa la solución de litio.
¿Cómo ve el mercado internacional de litio?
La gama de aplicaciones con compuestos químicos de litio es muy grande, cuando el rubro de baterías tiene la importancia primordial. Esta área vive el crecimiento más fuerte. Mientras que la participación de las baterías era de 19 por ciento en el año 2006, en 2017 ya alcanzó el 46 por ciento. A corto y mediano plazo, se espera un aumento fuerte en la demanda de compuestos de litio para baterías. La creciente importancia económica también se refleja por un lado en el aumento de producción global, y por otro lado en el desarrollo de los precios. En el mercado spot, una tonelada de carbonato de litio, apropiado para el uso en baterías, puede alcanzar hasta 24.000 dólares.[/box]